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domingo, 20 de marzo de 2011

Aquel invierno.

En mi cama, la otra noche de invierno y con el aroma de mi cuarto, recordaba cuando no sabia sonreír, reír a carcajadas y ser feliz, cuando lloraba a lagrimones por lo que creía que era una causa perdida, por algo estúpido por lo que no tendría que haber llorado nunca.
Si, esa noche de invierno lloraba, ¿por que? seria estúpido revelarlo y no, no era por lo mismo de hace un año atrás, pero simplemente tantas similitudes en aquella noche con las anteriores me recordaba a las lágrimas que recorrían mi cara mojada hace bastante tiempo, y a la causa de ello. No me alegró mucho que me lo recordara, no es que fuera el mejor recuerdo que tengo en mi vida, todo lo contrario, supongo que todos ustedes habrán tenido un mal recuerdo y me comprenden al decirles esto. 
Aquella noche como muchas otras, me encontraba bajo las mantas expulsando agua salada por los ojos y pensando siempre en lo que me preocupaba. Eso de mi parte me pone de los nervios. ¿No debería de pensar en otras cosas alegres en momentos difíciles? ¿No debería de pensar en unicornios rosas, arco iris y demás "cosas bonitas"? No, soy tonta, bueno, siempre lo he sido. Supongo que todo el mundo ha hecho cosas estúpidas en su vida pero yo la que más. Creanme, estamparse contra algo transparente no es normal, yo no soy normal, pero raramente eso siempre me ha gustado de mi.
Y bueno, volviendo al tema, aunque ese fuera uno de los peores recuerdos que encierre en mi mente tiene su gran parte buena, los buenos recuerdos que contiene. Tantas miradas, tantas caricias, tantos besos, tantas canciones... Pensar que todo eso paso hace mas o menos un año me desconcierta. A veces me gustaría volver el tiempo atrás cuando le quería, cuando sentía esa rara sensación en la barriga al pensar en el, cuando su olor era especial, cuando no quería que se fuera. Pero de todas formas me alegro de no amarle más. En esas noches oscuras de invierno en la que me encerraba debajo de las mantas me sentía sola, en medio de la nada sin nadie que me quisiera, pensaba que el no me quería y que por eso me había destrozado. Y bueno, luego tuvo que pasar el tiempo. Esa sensación en la barriga que sentía al pensar en él desapareció. No se imaginan el peso que me quite de encima y la de llantos estúpidos que se habían acabado.
Despues de aquel invierno el resto de las relaciones fueron tontas. Si, me arrepiento, puede que las primeras fueran por sentirme mejor y no porque el chico me gustara. Pero tenia que llegar el. El que me acaricia la rodilla por debajo de la mesa sin que nadie se de cuenta. El fue el que salvo a la princesa de las garras del malvado dragón, el fue el que me hizo volver a sentir cosas que ya había olvidado que podía sentir. Y bueno al fin y al cabo estoy contenta, contentisima, maravillosamente bien. Ahora amo a alguien, siento esa rara sensacion en la barriga al pensar en el, ahora su olor es especial y odio despedirme de el al volver a casa. Ahora volvio el invierno y todo es distinto.
Puede que algunas personas digan en tono emo que el amor es una mierda. No es una mierda. Cuando no hay amor, es una mierda, cuando hay, es como si volaras. 
Y bueno, al fin y al cabo todo tiene que tener su fin, incluidas las cosas malas. Y aunque el chico de aquel invierno me recuerde al olor de los pañuelos somos muy buenos amigos.
 

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