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jueves, 31 de marzo de 2011

En el camino de vuelta a casa solo pensaba en criticas malas, crueles, propias de una chica sin modales y buen vocabulario. No, no estaba cabreada. Si, es sarcasmo. Me dolía la cabeza, estaba cansada, agotada, apenas había dormido y había estado todo el día de un lado a otro sin descanso. Cuando estoy cansada no es que me ponga de muy buen humor así que ya se pueden ir haciendo una idea de como estaba.
El coche lo conducía mi padre. Odio las peleas y las broncas, y mas si son con la maravillosa compañía de mi padre. Eso me ponía mas cabreada de lo que estaba.
Mi coco estaba hecho una macedonia, un púdin, un batido, un coctel, en resumen, algo revuelto. No se si era el coche, el empache a comida o las dos cosas pero me sentía mareada.
Alomejor solo era una de esas malas noches que nunca que acaban, la cosa es que no pude dormir durante toda la noche. No había dormido bien durante toda la semana y ya que era sábado, me cabreaba mas todavía. 
Así que cabreo tras cabreo, empecé a soñar despierta. Algo bueno tenia que haber en aquella noche no? Me encanta soñar despierta y ultimamente lo hacia mucho. Te escapas del mundo que esta a tu alrededor y te olvidas de que estas mirando a cualquier punto de tu alrededor, pensando a algo muy distinto a la realidad. 
Fue así, como al final logre dormirme.

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